martes, 11 de mayo de 2010

EL DOBLE EXILIO DEL CIENTÍFICO GRANADINO

Emilio Herrera, en una imagen de juventud

EL DOBLE EXILIO DEL CIENTÍFICO GRANADINO

Es como si no hubiera existido. El parque de las Ciencias de Granada celebra su 15 aniversario, pero aún no le ha levantado el veto a Emilio Herrera, prodigioso matemático, aeronauta, conocedor hasta los tuétanos de la ciencia de su tiempo. Vidente también de la ciencia del futuro, hasta el punto de que predijo los vuelos espaciales e inventó el primer traje para cosmonautas. Trabajador en la francesa Office National d´Etudes et de Recherches Aeronautiques, fue Einstein quien lo recomendó para el puesto. Hombre intrépido, salvó por primera vez en avión el estrecho de Gibraltar. Ya exiliado en Francia, desde la mítica Radio París, divulgó la ciencia contemporánea con prodigiosa sencillez.

Lo recordaba el jueves pasado su tocayo, Emilio Atienza, en el Aula de Cultura de Ideal, donde presentó los programas de radio que ha recuperado con la meticulosidad de un arqueólogo y la pasión de un Indiana Jones. Herrera, el audaz, el intrépido, el hombre de moralidad insobornable. Como dijo Atienza: "No sé qué es lo que más me ha seducido de él, si su capacidad científica o su capacidad ética".

Herrera nació y se educó en Granada. Fue uno de los aguerridos pioneros de la aeronáutica, a cuya investigación contribuyó decisivamente. La Guerra Civil lo obligó a exiliarse a Francia, donde llegó a ser presidente de la República en el exilio. España volvió a acogerlo en 1993, cuando Granada lo homenajeó con motivo del traslado de sus restos. Entonces estuvo hasta Pedro Duque, que luego sería el primer astronauta español. Y ahora, 17 años después, es el Parque de las Ciencias quien debe abrazarlo en un homenaje permanente.

Triste que Emilio Herrera no sea profeta en el escaparate de la ciencia local. Acabo de estar en la ciudad norteamericana de Dayton, de donde son los hermanos Wright, otros pioneros de la aviación. Los Wright están por todos sitios. Constituyen el primer reclamo turístico de la ciudad. Dayton posee uno de los museos de aviación más importantes del mundo. Pero aquí, en Granada, el hombre que entendió la teoría de la relatividad y que se carteó con Einstein, ausente.

No quiero creer que sea a propósito. Comprendo que en 15 años no se puede hacer todo. Me constan la probidad y el esfuerzo de Ernesto Páramo, director del Parque. Pero ahora es el momento de que Herrera regrese a donde debió estar desde el comienzo

En España, no sólo es delito pensar de otra manera, sino pensar profundamente. Con Emilio Herrera, lo primero fue subsanado. Sólo queda lo segundo. Granada es ciudad de talento. Sólo que está ciega para reconocer su propio talento. Acostumbrada a buscar fuera lo que tiene dentro, ignora sistemáticamente a sus hijos. En el espíritu exacto del parque de las Ciencias está lograr que no vuelva a ser así.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, 11 de mayo de 2010

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