martes, 16 de noviembre de 2010

LA FIDELIDAD ES REVOLUCIONARIA

Yolanda Romero, ex directora del Centro Guerrero 

La fidelidad es revolucionaria

No es una tragedia la desaparición del Centro Guerrero. Y no lo es porque, tras ella, hay una historia de fidelidad. La fidelidad de Toni, el hijo del pintor, a Yolanda Romero, su directora durante diez años hasta ser infamantemente cesada en septiembre por Diputación.
No lo pueden comprender. Ni en la Diputación ni en Caja Granada. Están hartos de ver cómo artistas y escritores se venden por un plato de lentejas. Les ofrecen una conferencia, un breve anuncio, la vanidad de un par de efemérides, y son capaces de matar por ellas. Pero hete aquí que no ha habido dádiva que apee a Toni Guerrero de su lealtad hacia Yolanda.
La fidelidad de Toni es una de esas fidelidades legendarias, una suerte de lazo fraternal entre artistas, la solidaridad del talento frente a la miedosa insolidaridad de la astucia. Toni se lleva el Museo por una mujer. Una mujer que simplemente lo ha hecho bien. Y que para los soberbios, ha cometido un delito: pensar por sí misma. Yolanda Romero es una mujer inteligente y creativa. ¿Cómo podría comportarse sumisamente?
No, Toni no es como los indios ni como los intelectuales españoles, que se dejan comprar por abalorios. Y como no están acostumbrados, los esquemas se les han fundido a los políticos granadinos. La fidelidad de Toni es mucho más grande que sus modales envanecidos, sus palabras rimbombantes, sus monedas prestadas y sus edificios à la page.
Están atónitos. Se rasgan las vestiduras porque se va de Granada un arte que ni siquiera considerarían si no se cotizara internacionalmente. Desconocen que el ejemplo de Toni Guerrero vale más que mil museos. Que su fidelidad es mucho más inmensa que sus carromatos de quincalla.
A veces existen hombres y mujeres así. ¡Qué ejemplar hazaña dejar estupefacto al rebaño político! ¡Qué hito hacerles recordar que hay personas a quienes los doblones no pueden prosternar!
Se va un museo, pero se queda una historia. Museos hay miles, pero historias de fidelidad como ésta, pocas, muy pocas. El Museo Guerrero resurgirá en cualquier otro lugar, pero la historia de por qué se va será irrepetible. La historia de cómo una persona no fue seducida por los compradores de almas. La constatación de que los hombres no son para el sistema, sino el sistema para los hombres.
La sumisión es rancia y nefasta. La fidelidad, por el contrario, es revolucionaria y creativa. La fidelidad de Toni deja al descubierto las infidelidades de la Diputación para con Yolanda Romero; las del Ayuntamiento para con la Diputación; las de Caja Granada para con el Ayuntamiento... Navajazos a diestra y siniestra entre políticos sumisos mientras un hombre insumiso mantiene su fidelidad a una mujer. Y su voz es tan verdadera que, ante ella, los vanos políticos caen deshechos como muñecos de cartón piedra.

Diario IDEAL, martes 16 de noviembre, 2010

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