martes, 22 de febrero de 2011

LAS GAFAS DE HARRY POTTER

Paco Cuenca, candidato a la alcaldía de Granada,
en su versión de Harry Potter 

Las gafas de Harry Potter

Paco Cuenca se ha propuesto como objetivo de su campaña ver a los ciudadanos que son “invisibles para ayuntamiento de Granada”. ¡Qué hombre tan sobrenatural! No sólo nos insta a rebelarnos, sino que ahora, encima, verá lo que no puede ver Torres Hurtado. Para ello, ha sustituido sus ligeras gafas por las molonas y mágicas de Harry Potter. ¡Con ellas, puede percibir lo invisible!
El viernes estaba Cuenca con Bibiana Aído, la reina de las hadas de la igualdad, y, al ponerse las gafas de Harry Potter, le espetó maravillado: “¡Bibiana, veo cosas nuevas!”. Ella le pidió detalles. “¡Pero tengo que rebelarme para darlos!”, se excusó. “¡Todo sea por la igualdad!”, concedió ella. Cuenca se sinceró entonces: “Veo cientos, miles de hombres que han cedido la casa a sus ex mujeres aunque la siguen pagando, y que son pobres de solemnidad porque deben pasarles también el sueldo, y duermen en coches, en tiendas de campaña, en portales…”.
Bibiana lo miró atónita: “¿Qué dices, insensato? ¡Eso no es la igualdad!”. Pero Cuenca continuó irrefrenable: “Veo cientos, miles de hombres separados a los que la ley ha marginado de sus hijos, y sólo pueden tenerlos con cuentagotas. ¡Hay que elaborar normas de discriminación positiva para que haya más hombres que obtengan la custodia!”.
Aído agitó enfurecida las alas. “¡Paco, quítate las gafas o te convierto en cerdo!”. Pero Cuenca prosiguió enajenado: “¡Oh, Aído, veo que habéis fabricado leyes donde las mismas ofensas son más graves para el hombre que para la mujer!”.
La reina de las hadas profirió un telúrico grito y fue hasta él y le pegó un varitazo mágico en la chola. “¡Afortunadamente  soy mujer –dijo- y no me mandarán a la cárcel por esto! ¡Te conmino a que te calles!”. Pero Paco Cuenca siguió despeñándose: “¡Y veo más cosas, Aído! Veo que si mi mujer se inventa cualquier patraña, duermo esta noche en la cárcel, me destierran y no puedo abrazar a mis hijos hasta el día del juicio final. ¡Ni el más inocente de los hombres está seguro con vuestras leyes!”.
La reina de las hadas estalló en indignados alaridos, lo que tampoco contuvo a Cuenca, que continuó: “¡Y veo todavía más, oh Bibiana! Veo cientos, miles de madres que temen por sus hijos varones y sufren las consecuencias de tan caudinas leyes. ¡Ya no hay familia donde, en su nombre, no se haya perpetrado alguna flagrante injusticia!”.
Aído se abalanzó sobre él, y, de un manotazo, le quitó las gafas. Cuenca tornó a ser a ser el dócil chico de siempre. “¡Oh, lo siento!”, se disculpó. Aído lo apercibió imperiosamente: “¡No te vuelvas a poner la gafas de Harry Potter, Cuenca! ¡Tú lo que tienes que ver es lo invisible que ve la pseudoizquierda, perdón, ejem, quiero decir, el gobierno de España!”.

Diario IDEAL, martes 22 de febrero, 2011

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