miércoles, 15 de agosto de 2012

IZQUIERDA MÁGICA

«Para la izquierda española, siempre es festival de magia»

Juan Manuel Sáchez Gordillo en pleno trabajo

Izquierda mágica

La izquierda española está nutrida por ilusionistas. Aunque hay químicos que convierten el agua en vino, en el caso de nuestra izquierda es sólo un truco. Son como Magomigue, pero disfrazados de jornaleros. Como los prestidigitadores, desvían la atención hacia un sitio para mejor operar en el otro.
Uno de los grandes problemas de España son los políticos. Sobran 300.000. La izquierda debería pedir la inmediata eliminación de tan onerosa superfluidad, pero, en un pase con los polvos de la madre Celestina, incautan un supermercado. Claro, es un símbolo. Pero un símbolo que actúa como la tinta del calamar, obviando otro realmente necesario: que la izquierda exigiera el harakiri de sus propios cargos institucionales. ¡Esto sí que sería efectivo!
La izquierda mágica allana una finca para que pase desapercibida la finca autonómica. Propone avasallar bancos para no avasallar sus puestos públicos. Roban supermercados para que no les roben su nómina pagada con abusivos impuestos. ¡Excelsa izquierda! Digna del legendario Houdini.
Todo es ficción en esta izquierda simplona, de romanticismo ajado, de subversión ingenua, de complejidad cero, de perspicacia nula. Aliada con el pseudonacionalismo, creyendo progre lo que es ostensiblemente retro, confundiendo la actividad política con el espectáculo mágico, no puede inquietar a nadie y es la compañera perfecta de la derecha contra la que finge luchar.
En lugar de doblegar la elefantiasis política, doblega cucharas a lo Uri Geller. Para no reclamar el cese del gasto desbordado, saca de la chistera monedas afanadas al público. En lugar de ver las ficticias fronteras, se venda los ojos a lo Anthony Blake. Para eludir las reglas del juego, imita con naipes trucados a Juan Tamariz.
Esta izquierda es un problema nacional. Cuando falta una extremidad, el cuerpo entero no puede moverse. La pierna izquierda del cuerpo español es un espejismo, no existe. Sus componentes son magos. Ante los espectadores, se metamorfosean en Curro Jiménez, pero, acabada la sesión, se van a descansar a los confortables bancos del establishment.
Otra izquierda estaría pidiendo la racionalización del Estado. Impondría con el ejemplo la supresión de cargos innecesarios. Reclamaría el fin de tantas leyes abstrusas, ridículas, redundantes, coercitivas. Abominaría de las limosnas y extendería más allá de Marinaleda las cooperativas, los campos de trabajo, los negocios colectivos, las empresas pioneras. Promovería una escrupulosa división de poderes. Trabajaría por elecciones nominales. Se denodaría por derogar las machistas leyes de género de Zapatero, aún vigentes. En lugar de todo ello, hacen juegos de magia, toman un sombrero, lo cubren con un pañuelo y, cuando lo alzan, está lleno de latas de conserva. ¡Y así pretenden solucionar los problemas del país y paliar la penuria de cientos de miles de desempleados!
La España mágica sólo puede tener una izquierda mágica, complementaria de la derecha sobrenatural. Para una parte de la izquierda española, el Hocuspocus no acaba nunca. ¡Siempre es festival de magia!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 14 de agosto, 2012


1 comentario:

  1. la acción la firma el SAT

    el resto de la izquierda puede/podemos seguir escribiendo que les va muy bien

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