martes, 8 de abril de 2014

ARQUEOLÓGICOS

«¡Qué oprobio que la telúrica Dama de Baza se encuentre junto a la narcisista Dama de Elche!» 

Aunque hay un par de estudios científicos que avalan su autenticidad (los dirigidos en 2005 y 2011 por María Pilar Luxan), el autor opina que la Dama de Elche es una falsificación del siglo XIX y que los mentados estudios serán posiblemente rebatidos 

Arqueológicos 

Los trabajadores del Museo Arqueológico de Granada, uno de los mejores de España e imprescindible para conocer la Historia del sur de Europa, claman porque lleva años cerrado, justo en el momento en que se reinagura remozado y espléndido el Museo Arqueológico Nacional. ¡Que amarga y simbólica contraposición! Un museo, enterrado; otro, renacido y más bello que nunca. Es la diferencia entre una tierra dejada de la mano de los dioses y otra que, pese a las amargas vicisitudes del presente, sigue siendo uno de los ejes dinámicos del país.
Con el recuerdo de cómo me impactó otrora el museo de Granada, con el bagaje de lo que me enseñó, me planto en el arqueológico de Madrid. La entrada es gratis hasta el 20, por lo que las galerías están abarrotadas de público, pero curiosamente son entendidos, profesores, estudiosos, que lo llenan todo de una alentadora atmósfera que parecía perdida. ¡Es como si hubiera vuelto la pasión por el conocimiento! O tal vez no estuvo nunca, pero sí es cierto que en los museos y exposiciones te embargaba un aire de respeto, admiración y búsqueda luego perdido por el turismo de masas. Así que no hay desdeñosos nómadas en el Museo Arqueológico y, por tanto, tampoco escuchas observaciones triviales. Por el contrario, aprendes de lo que se comenta.
Granada está omnipresente: desde las maravillas de Galera, pasando por la Dama de Baza hasta los jarrones alhambreños. Eso sí, ¡qué oprobio que la telúrica Dama de Baza se encuentre junto a la narcisista Dama de Elche! Aunque hay un par de estudios científicos que avalan su autenticidad (los dirigidos en 2005 y 2011 por María Pilar Luxan), para mí resulta claro que se trata de una falsificación del siglo XIX, y que los referidos estudios serán posiblemente rebatidos antes o después. Es palmario que la Dama de Elche  representa el tipo de belleza con que los decimonónicos veían la Antigüedad, a lo prerrafaelista, con esos labios de pitiminí por los que se pirraban nuestros bisabuelos y sus estentóreos rodetes de fallera. ¡Y no es la única pieza posiblemente falsa!
En cualquier caso, ¡qué vértigo abismal el de viajar por la Historia! Los museos son máquinas del tiempo. Entras en uno y marchas directamente a la edad que decidas. Conforme asciendo de una planta a otra, paso por la prehistoria, la edad del bronce, el mundo ibérico, Grecia, Roma… ¡Qué cerca me siento! El hombre es el mismo desde la noche de los tiempos, y seguirá siendo el mismo hasta el fin de los tiempos. El progreso, los inventos, los cambios, son espejismos, pequeñas variaciones de la forma, pero en el fondo ya éramos lo que somos, ya somos lo que seremos dentro de un millón de años.
En mi acelerado viaje, comulgo con la humanidad entera, la pasada, la presente y la futura, y me lleno de asombro y admiración. Cuando los cimientos de España chirrían, en los museos se encuentran las columnas que pueden sostenernos. Es como si al divisar la gran avenida de la Historia, el espíritu de campanario se hiciera trizas. ¡Por eso son necesarios los museos arqueológicos! Así que no puede extrañarnos que Granada, que lleva un lustro con el suyo cerrado y aún seguirá así un par de años, encoja paulatinamente hacia el mezquino villorrio.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 8 de abril, 2014

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