martes, 23 de junio de 2015

PERDER EL ALMA

«Pensé en los muchos secretos que guardaba el ordenador que me habían robado, en mis diarios de más de 30 años, en la impudicia de que fueran hechos públicos»

Hacer estallar el ego es condición indispensable para llegar a uno mismo, lo que no resulta fácil, pero, a veces, hay quien lo hace por nosotros. En el caso que cuenta este artículo, fueron los ladrones

Perder el alma

El miércoles me robaron el alma. Cuando llegué a casa y fui a introducir la llave, la puerta estaba abierta. «¡Me olvidé de cerrar!», me reproché estupefacto. Pero en el vestíbulo, tuve una inquietante sospecha: «¡Alguien ha entrado!». En el salón, el televisor estaba en su sitio; los cajones, cerrados, nada había sido revuelto, respiré aliviado... Pero al franquear el despacho, el corazón me dio un vuelco: ¡el ordenador había desaparecido!
No me lo podía creer. Pensé estar en un sueño. «¡Que no sea verdad –imploré–, que despierte ahora mismo y el ordenador esté sobre la mesa!». Pero la mesa siguió igual de desierta, sin el Dios todopoderoso que la presidía. Tuve que aceptarlo: habían manipulado la cerradura, entrado y robado el ordenador. Y en él, miles de documentos, mis escritos, mis diarios, mis correos y direcciones, mis tarjetas, sus claves, la firma digital, fotos, vídeos... ¡El alma entera se habían llevado!
Me senté como un autómata, sintiéndome vacío y profanado. ¡Media vida estaba en aquel aparato! Negras, sombrías, turbulentas nubes pasaron por mi mente. ¿Qué iba a hacer ahora?
Tenía que inutilizar cuentas y tarjetas. Llamé al banco y, con voz asmática, hice la gestión. Luego corrí tambaleándome a la comisaría más cercana y puse una denuncia inútil, pues no disponía del número de serie del aparato. Cuando regresé a casa, la policía científica me estaba esperando en el portal. Entraron y cubrieron la puerta de una sucia carbonilla buscando huellas que no encontraron. Cuando se fueron, encima, me tuve que emplear en quitar aquella deleznable tizne.
Acababa el día cuando volví a sentarme exhausto y aturdido. Inspiré aire a bocanadas y me fue llegando algo de paz. Me percaté de que, a mí, personalmente, no me habían hecho nada. Eso era importante. Luego pensé en los muchos secretos encerrados en aquel ordenador, en los diarios de más de 30 años, en la impudicia de que fueran hechos públicos... La desazón y la vergüenza piafaron por más de una hora. Después el cimarrón se fue calmando.  Pensé que los secretos que encerraba la máquina no eran diferentes de los que puede tener cualquier ser humano, que mi intimidad no era más especial que la de mis semejantes, que si alguien entraba en mis arcanos sólo descubriría los suyos propios. Me embargó el sentimiento de ser uno con todos, y el ego se fue haciendo trizas. Yo era uno más de los que han sido, son y serán, con las mismas virtudes, contradicciones, defectos, debilidades, dudas y secretos que ellos... Me fui liberando del peso de ser “yo mismo”, comprendí que lo que consideraba el “alma” era el pobre ego con sus ingenuos deseos, cansinos, temores, ridículas reticencias, torpes ambiciones, cómicas intimidades, veleidosas opiniones... ¡Así que lo que me habían robado era el ego! Se habían llevado el fardo que me oprimía y, ahora, sin él, me quedaba el alma desnuda, la llana y simple sensación de estar vivo, la profunda paz de no ser llevado y traído por las circunstancias.
Luego los ladrones habían hecho por mí lo que tantos buscadores espirituales tratan infructuosamente de hacer: desprenderse del ego para encontrar lo que nada ni nadie puede arrebatar, frente a lo cual las máscaras caen hechas añicos. Entonces sentí una enorme dicha. Ahora lo sabía: ¡el alma no puede ser robada!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 23 de junio, 2015

martes, 16 de junio de 2015

EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO

«Luis Salvador ha representado una de esas pantomimas circenses típica de famosos clowns»

Luis Salvador, clown de "El mayor espectáculo del mundo"

El mayor espectáculo del mundo

El apoyo final de Luis Salvador a Torres Hurtado es más que es un error, que lo es; es más que una traición a sus propias palabras y a quienes confiaron en ellas, que lo es; es más que un jarro de agua fría a una ciudad que había creído en él, que lo es. Es llana y simplemente el final de Ciudadanos en Granada.
¿Quién mandó a Salvador poner la dimisión de Hurtado como requisito para apoyar un gobierno del PP? Nadie. Fue una sorpresa. Pero una sorpresa muy bien acogida entre los votantes del PP que habían dado su papeleta a Ciudadanos precisamente porque no querían escuchar hablar de Hurtado ni de Telesfora; y entre aquellos otros a quienes no se les oculta que Hurtado ha sido un alcalde nefasto, el peor desde que Granada existe como municipio. Después de generar esperanza en unos y otros, después de aparecer como el héroe audaz que lucha por la población… Salvador va y se desinfla y hace justo lo que había prometido no hacer. ¡Cómo nos ha “salvado” Salvador!
Si el desprestigio no fuera flagrante, lo sería el ridículo. O el harakiri que se ha hecho a sí mismo. Ciudadanos no volverá a sacar en Granada los votos que obtuvo el 24 de mayo. Si no, al tiempo. Salvador se ha difuminado como referente político. A partir de ahora será el residuo de una aspiración cuyo listón puso muy alto, pero que no fue capaz de mantener. Cuando ahora lo vemos reculado, haciendo gallitos con el aria que había entonado tan altisonantemente, comprendemos que todo era un ejercicio de débil política, de la peor y más quebradiza política, la política de los sistemáticos en los momentos adocenados de una nación; comprendemos que fardaba, que estábamos ante el perro ladrador poco mordedor, el “valiente” que se jacta de haber matado siete… moscas o el halterofílico orgulloso de sus músculos pero que se eclipsa cuando debe emplearlos.
Haga lo que haga, actúe como actúe en el futuro, ya mantenga a Hurtado ya se vaya éste por su propio pie tras alguna de las bicocas típicas de la politicastra, será tarde para Luis Salvador. Le ha bastado una sola semana para agotar su crédito. Llegó tan alto en esta semana y cayó tan bajo que la pirueta ya no podrá ser borrada, porque, por su patético grafismo e histriónica comicidad, ha quedado impresa en la memoria de los granadinos.
¿Quién volverá a confiar en él? Ha representado una de esas pantomimas circenses típica de famosos clowns pero impropia de un político que se considera a sí mismo renovador, para quien lo primero debe ser cumplir la palabra, ser coherente con sus manifestaciones y no socavar las expectativas generadas. Lo que parecía robustez era en realidad un globito de colores que ha estallado dejando escapar aire y sólo aire. Cuando pensábamos que habíamos visto lo más lábil de la política, resulta que aún estaba por ver.
Hoy más que ayer pero menos que mañana. Habrá que presenciar a dónde nos lleva el circo Price de Luis Salvador cuando se aproximen las elecciones de noviembre. Una cosa es cierta: Granada ha perdido y seguirá perdiendo. ¿Pero qué más da? La vocación de algunos sólo da para hacer de saltimbanquis bajo la carpa del “mayor espectáculo del mundo”.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 16 de junio, 2015

martes, 9 de junio de 2015

¡BIENVENIDO MÍSTER CUENCA!

«¿No sería menester que un alcaldable conociera y amara su ciudad?»

Paco Cuenca
Foto: Twitter

¡Bienvenido, míster Cuenca!

Tras doce años ininterrumpidos al frente del Ayuntamiento de Granada, se va Torres Hurtado. No lo hace por su propio pie, sino obligado por las circunstancias. Y es que todo indica que, tras su negativa a inmolarse voluntariamente en favor del PP, Ciudadanos pactará con el PSOE, con lo que el próximo alcalde será Paco Cuenca. Entonces Hurtado, aunque ahora diga lo contrario (es mera táctica), se marchará, demostrando lo precario de los argumentos que utiliza para postularse como alcalde: fidelidad a sus 40.000 votantes y a la representación del PP. Al fallarle las estratagemas y quedarse enrocado en la oposición,  lo tirará todo por la borda, votos y representación, demostrando que ni los votantes ni el PP le importan nada, sino únicamente conservar su parcela de poder.
La obstinación da a veces sus frutos, pero, por lo general, produce desastrosos efectos. Torres Hurtado es incapaz de percatarse de que, incluso si lograra seguir por unos meses al frente de la corporación, antes o después tendría severos roces con sus aliados, habría una moción de censura y sería apeado del cargo. ¡Y no digamos del cuento para incautos de mantenerse en la oposición! Resulta irrevocable: tome el camino que tome, su destino es salir del Ayuntamiento. Si tuviera dos dedos de luces, se iría en olor de multitud en un rasgo de generosidad hacia su partido. Pero por lo visto prefiere marchar por la puerta chica. Doce desastrosos años quedarán entonces atrás.
¿Ha hecho Hurtado algo bien? A mí me gustaría saber qué, aunque sólo fuese por dar la razón a quienes dicen que ha hecho cosas malas, pero también buenas. ¿Cuáles? Para empezar, lo desconoce todo de Granada, señal por lo que, en sus mandatos, ha dado palos de ciego, irritando a una ciudad donde, hasta su llegada, la vida era más cómoda y con menos gravámenes. ¿No sería menester que un alcaldable, al menos en urbes históricas, conociera y amara su ciudad? Si se le hiciera un examen sobre historia, costumbres, tradiciones, anécdotas del municipio, suspendería, al igual que algunos de sus concejales. ¿Es posible regir una ciudad sin conocerla? Tal vez, pero el resultado está a la vista: no ha tomado decisión que no esté teñida de desamor. De ahí que Paco Cuenca lo tenga fácil porque, por poco que se esfuerce, el listón subirá incalculablemente.
No hay que temer a un tripartito (o cuatripartito). Es una leyenda propalada por el propio Hurtado y los suyos que el presidido por Moratalla fuese malo. Al contrario, constituyó una etapa digna y, si se la compara con los doce años de Hurtado, fue simplemente magnífica. Pese a que aquel pacto sufrió terribles críticas, y más aún el concejal Valenzuela con sus tres áreas (Turismo, Cultura y Deporte), estuvo llena de aciertos, entre los que hay que destacar el desarrollo sin precedentes de la zona norte.
A Paco Cuenca le falta carisma, pero, por lo demás, cumple todas las características para ser un buen alcalde, entre ellas, ama la ciudad, lo que no es poco. Ese amor también está en Sebastián Pérez, pero, al alinearse con la terca postulación de Hurtado, no sólo suicida sus posibilidades, sino que hace preguntarse hasta qué punto no continuaría la política desarraigada, tosca y agresiva de su antecesor. Luego no hay opción. ¡Adiós, señor Hurtado! ¡Bienvenido, míster Cuenca!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 9 de junio, 2015

martes, 2 de junio de 2015

SENSATEZ

«Granada debe recuperar su espíritu universal, dejando anclados a los políticos antojadizos, doloroso trasunto de los brujos de una tribu» 

Luis Salvador, cabeza de lista de Ciudadanos en Granada, junto a Albert Rivera
Foto: IDEAL 

Sensatez 

El delirante capricho de hacer que un megautobús cruce el pequeño centro de Granada, segregando flagrantemente a los barrios (y al mismo centro), no sólo le ha salido carísimo a la ciudad (escandalizará el día en que se sepa), sino a sus promotores, Torres Hurtado y Telesfora Ruiz. A ello se debe la sangría de votos del PP. Su peregrina, cateta, avasalladora y clasista implantación de la LAC, un lastre para una ciudad de las dimensiones de Granada, ha enconado los ánimos de los ciudadanos, cuya mayoría no quiere escuchar ni hablar del alcalde ni de su concejal de Movilidad.
Por eso la propuesta de Ciudadanos de que ambos no repitan en el nuevo Ayuntamiento es de una sensatez meridiana, a la que ya no estábamos acostumbrados, dada la arbitrariedad y la falta de empatía con las que durante doce años se ha ejercido el gobierno municipal. En puridad, la incompetencia de Telesfora Ruiz la habría llevado en cualquier país democrático a no formar parte de ninguna lista electoral, como tampoco ningún partido con democracia interna y dos dedos de frente habría elegido como alcaldable a una persona como Torres Hurtado, que no sólo ha sido el peor regidor en 500 años de historia de la ciudad, sino que llega a un cuarto mandato como por inercia, desganado, pero, eso sí, con su tradicional desdén multiplicado.
Desde luego, si Ciudadanos quiere conectar con los votantes, no puede ni debe pedir otra cosa que apartar a Telesfora Ruiz de Movilidad y reclamar a Hurtado que haga mutis por el foro. Y eso a pesar de que el final del segundo está cantado, pues, en el caso improbable de que pudiera seguir adelante con un gobierno minoritario, doce años de prepotencia crean carácter y no podría soportar su posición precaria durante mucho tiempo, por lo que antes o después tiraría la toalla.
Por el bien de la ciudad y de su habitantes, resulta perentorio que vuelvan las antiguas líneas de autobuses, las únicas racionales para el trazado de Granada; que se rebaje la presión sancionadora que hasta ahora han soportado los granadinos, en una obscena “industria de la multa”, con exclusivo afán recaudatorio; y que se abran vías de diálogo, sin autoritarismo, mirando al bien común, no a la visión iluminada de políticos mesiánicos.
De modo que Ciudadanos está en el camino correcto. Lo que pide es lo que pide la mayoría de los granadinos. Repicarán las campanas el día en que de nuevo se pueda llegar directamente desde los barrios al centro de la ciudad, acabando con esta larga impostura fruto de una política personalista, envanecida y oligárquica. Será también un día de gloria cuando no tengamos en el Ayuntamiento al que ha sido el principal enemigo de los granadinos, quien ha tomado la mayoría de sus decisiones en contra suya.
Hay que volver a hacer amable Granada, convertida durante lustros en ciudad hosca, agresiva, destemplada. Los granadinos deben sentir que el gobierno municipal los quiere, vela por ellos, defiende sus intereses, contrariamente a lo que ha hecho hasta ahora: maltratarlos, sancionarlos, subirles desproporcionadamente los servicios, actuar de espaldas a sus intereses. En manos de los nuevos partidos está devolver la cordura, impregnarlo todo de sensatez. Granada debe recuperar su espíritu universal, dejando anclados a los políticos antojadizos, doloroso trasunto de los brujos de una tribu.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 2 de junio, 2015

martes, 26 de mayo de 2015

¡ABRID LAS PUERTAS!

«¡Ya está bien de ser un paraíso abierto para pocos, cerrado para muchos 

José Torres Hurtado, el peor alcalde que ha tenido Granada en 500 años, en una actitud típica de ordeno y mando, siempre contra los granadinos
Foto: La columna de Miguel Ángel Vázquez 

¡Abrid las puertas! 

Los granadinos les han quitado los galones a Torres Hurtado y a Sebastián Pérez. Al segundo lo han enviado, de presidente de la Diputación, a concejal raso, ya que resulta evidente que un pacto de izquierdas dirigirá la institución provincial; y Hurtado tendrá que pactar, lo cual significa pasar de general a sargento, y más en un caso como el que nos ocupa: alcalde prepotente, intempestivo, que ha visto enemigos en los contrarios y ha hecho de la confrontación la tinta de calamar con la que ocultar su errabunda política.
El soldado raso Sebastián Pérez lo llevará fatal, pero al menos sigue siendo presidente del PP de Granada (¿por cuánto tiempo?). Hurtado, sin embargo, no aguantará. Si un pacto con Ciudadanos lo hace alcalde, lo cual está por ver, se dará calamones contra los límites, manchará repetidamente el guion, salpicará con sus comentarios desentonados, provocando la crispación en unos y otros. No tendrá más remedio que abandonar la nave.
            Así que tanto Hurtado como Sebastián han descendido en el escalafón, y ello se lo deben no sólo a la tendencia nacional de pérdida de votos del PP, sino a las acciones del primero. Sebastián Pérez ha sido un buen presidente de la Diputación, ha tomado decisiones acertadas, se nota que ama la provincia… pero ha sido hundido por los despropósitos de Hurtado. Por eso la oposición debería imponerle una medalla de honor a la concejal de Movilidad, señora Telesfora Ruiz, ya que, con su nefasta actuación en la LAC y temas colaterales, ha contribuido como nadie a la sangría de votos del PP. Ha sido la mejor vocera, a su pesar, de la campaña del PSOE, aunque lamentablemente éste no la ha tenido propio y, en las actuales circunstancias, mantener simplemente los concejales que ya tenía implica un lamentable estancamiento. Mientras Telesfora Ruiz le ha hecho la campaña al PSOE y al resto de partidos, Paco Cuenca, con su levedad de ser y falta de carisma, se la ha hecho al PP, y no me cabe duda de que, si hubiera habido otro candidato, el PSOE habría ganado estas elecciones. Así que los dos principales partidos se han metido goles en su propia portería.
            En cualquier caso, es el fin de la época Hurtado. Granada ya no podrá ser gobernada igual: con desprecio hacia los granadinos, colmándolos de multas, arrasando servicios fundamentales, haciendo leyes de arbitrariedades, oponiéndose al progreso, cortocircuitando las instituciones que no estaban en manos del PP… Se ha acabado una larga Edad Media. Se han acabado el oscurantismo, la prepotencia, el desdén, la vanidad. Torres Hurtado hace aguas.
            La ciudad tiene que despertar al presente, solapado y abducido, retomar la modernidad, el tiempo dilapidado que la ha conducido de ser la capital de Andalucía oriental a una triste ciudad de provincias más, de pensamiento corto, de actuación ensimismada, de mirada ranciamente local. Ahora  la llave está en Ciudadanos, que no debe pactar sino con una idea universal de Granada que le dé la puntilla al granadinismo, esa grasa que lo hace encoger todo. Es tiempo de destrozar límites, de mirar lejos, de abrir las puertas para que circulen las diáfanas aguas de la actualidad. Es tiempo de abrir la cancela mohosa que personifica el propio Torres Hurtado. ¡Ya está bien de ser un paraíso abierto para pocos, cerrado para muchos!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 26 de mayo, 2015

martes, 19 de mayo de 2015

ENCUENTRO EN MONTE VÉLEZ

«Sentí el alivio de no ser nada, es decir, serlo todo junto a otros niños, aquellos niños que habían sido compañeros y amigos» 

Un viejo álbum sirve para bucear en los compartidos recuerdos infantiles de estos amigos reunidos en el restaurante Monte Vélez (Huétor Vega, Granada) el 15 de mayo de 2015 Foto: Lo Real Invisible 

Encuentro en Monte Vélez 

El viernes me fue regalada la infancia. Mi infancia. Me cayó en tromba, rotunda, insoslayable. No es que me volvieran los recuerdos. Es que di un salto... y era de nuevo un niño, el niño que vagas memorias dicen que fui, pero ahora era tan real como el laboratorio del tiempo donde ocurrió todo: el restaurante Monte Vélez, en Huétor Vega, nave sideral que planea sobre la campiña de Granada.
¡Qué dicha! Los achaques desaparecieron, el orgullo y la ambición se hicieron trizas, la plenitud y la aceptación lo ganaron todo, sentí el alivio de no ser nada, es decir, serlo todo junto a otros niños, aquellos niños que habían sido compañeros y amigos: Daniel, Nacho, Cueto, Medina, Enrique, Luiso, Antuán, Miguel Ángel, Pepillo, Galiano, Juan de Dios, Fredy, Alejandro, Alfonso, Rivera, Jorge, Ceballos, Migue, Vargas...
Cierto que para cualquier observador éramos hombres maduros, calvos algunos, otros con barriga cervecera, el de aquí con canas, el de allá curtido de surcos... Pero el milagro estaba dentro, en nuestros ojos, en nuestra memoria, en nuestro corazón. Lo que yo veía era al niño con pantalones cortos y macuto a la espalda subiendo un monte, al chaval espigado dando una clase al aire libre, al grupo de adolescentes en una redacción confeccionando un diario a multicopista, al autocar repleto de chaveas rumbo a la Alfaguara donde las tiendas de campaña serían acogedores palacios...

Mirando al frente, es decir, a la niñez. En primer término, Ignacio Jiménez Soto y Gregorio Morales VillenaFoto: Daniel Linares Girela

¡Hacía tanto que no había visto a estos niños! Dejé de verlos a los 17 años cuando el vendaval del tiempo me tomó como una hoja volandera y me llevó de aquí para allá y me mostró nuevos paisajes y nuevas personas y me fue transformando en muchos yoes, tantos que el niño quedó enterrado bajo innumerables sedimentos, como las ciudades antiguas sobre las que crecen cosechas, avenidas de asfalto y manzanas de edificios.
¿Tuve alguna vez una infancia? Dudaba tanto de mis recuerdos que, en más de una ocasión, llegué a pensar que eran inventados o que estaban metamorfoseados, o simplemente se habían ido, los había perdido, eran lagunas en un pasado hecho harapos. El milagro, sin embargo, lo restauró todo, como esas maravillosas reconstrucciones digitales de ciudades antiguas que muestran los documentales. ¡Salvo que no era virtual, sino real!

¡Cuántos kilómetros compartidos en los primeros años de nuestras vidas! De izda. a dcha.: Ignacio Jiménez Soto, Daniel Linares Gireral, Betro Cueto y Gregorio Morales Villena

El dios Hermes, el de las sandalias aladas, me había traído desde el Olimpo de Facebook el mensaje de Daniel: «Reunión en Monte Vélez. ¿Te apuntas?». Y, sí, me apunté. Al llegar, la poción mágica que había diluida en el ambiente me poseyó, y sobre las caras anónimas de talludos adultos fueron emergiendo los niños de  mi infancia, observaba sus gestos, escuchaba sus palabras, replicaba con las mías mientras el pétreo barro pegado al corazón se deshacía y me sentía uno con ellos y me embargaba la unidad de la vida y la ridiculez de los roles, porque lo hermoso es que todos habíamos bregado con los obstáculos y habíamos sabido llegar hasta allí, y esto era lo único que importaba, esto era el éxito.
¡Emoción asombrosa ser simultáneamente niño y adulto! Ambas cosas aunadas en un perfecto círculo sin comienzo ni final. Tal vez todo comenzaba ahora. Tal vez acabó entonces. ¿Qué más da? Fui un niño y hubo otros niños con los que experimenté el mundo. Ahora lo sabía. No por vagas evocaciones, sino con la abrumadora certeza del corazón.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 19 de mayo, 2015

martes, 12 de mayo de 2015

ADIÓS A MAYTE

«¡Ahora sí dejarán a Mayte Olalla hacer la primera comunión por más que ya no pueda ser sor Municipio!» 

Mayte Olalla, concejal de UPyD en el Ayuntamiento de Granada (2011-2015), junto a Rosa Díez
Foto: Granadaenlared.com 
Adiós a Mayte

Mayte Olalla irrumpió en el Ayuntamiento de Granada provocando una revolución. Sus declaraciones iniciales fueron como fogonazos, proyectaron luz sobre sombras chinescas, trajeron el perfume de lo nuevo y honesto a lo rancio y marrullero, y, claro, unos y otros se rasgaron las vestiduras, vejaron a la mensajera y la extrañaron de sus vidas. ¡Hasta le hicieron una campaña con la que lograron que verdades como puños fuesen consideradas algo atrabiliario, la opinión estentórea y ridícula de una parvenue! Y Mayte, que es una persona amable a la que le gusta estar a bien con sus compañeros, cayó en la trampa y se desdijo y pidió perdón... ¡Craso error!
Desde entonces no fue la misma. Desde entonces, se convirtió en una concejal prudente, morigerada, pudibunda. Ejerció, claro, la oposición, pero ahora sin esa fuerza, sin esa heterodoxia que escandalizaba a los hipócritas, olvidando que, si algo no escandaliza, no es verdad. Mayte Olalla, la que escandalizó tanto en las primeras semanas de su concejalía, dejó de escandalizar, es decir, envolvió la verdad en algodones, la empaquetó con papel acolchado, y la flamante heroína se convirtió en una recluta que podía haber pertenecido a cualquiera de los otros partidos.
Y como la gente lo percibe así, parece ser, si las últimas encuestas aciertan, que la van a votar muy poco. La gente ama lo que ella fue al comienzo. La gente quiere la verdad desnuda, manifestaciones que enconen a los hipócritas, que los saquen de sus casillas, que rompan su sistema de amañado fair play, de silencio en lo importante y disensión en lo superfluo, que digan las verdades del barquero en lugar de edulcorarlas a lo Walt Disney. Lo mismo que ha hecho el primer Podemos, que no es el Podemos de ahora, y por eso desciende imparablemente en intención de voto.
¡Mayte Olalla llegó a estar excomulgada por la corporación en pleno, lo que no se han atrevido a hacer siquiera con el peor alcalde que Granada ha tenido en 500 años! Lo cual era un honor y el indicio de su importancia. Claro que este tipo de honores, que dan sus frutos a la larga, son amargos al comienzo, hay que enfrentarse a las descalificaciones de tirios y troyanos, hay que transigir con la mala imagen que proyecta una prensa tibia, pero el camino inicial de la verdad es la soledad, la animadversión sañuda, la crítica despiadada. Si no se les hace caso, se llega a la meta.
Mayte Olalla prefirió hacerles caso y se convirtió en una chica ejemplar (para el sistema), se tragó toda su fuerza y su iconoclastia, se devoró cruentamente a sí misma y, desde entonces, como he dicho, podría haber sido una concejal más del PSOE o de IU y no habría desentonado. ¡Hasta se sumó a la oposición general al Atrio! O sea, está del lado bueno, bendito, hurtadiano del espectro. ¡Ahora sí la dejarán hacer la primera comunión por más que ya no pueda ser sor Municipio!
Mayte se ha dejado subsumir por la ortodoxia política y por eso precisamente se extingue, desaparece del elenco, no es necesaria ni lo ha sido en la mayor parte de la legislatura. ¡Qué pena ver volatilizadas tantas expectativas! ¿Ocurrirá lo mismo con Ciudadanos y Vamos Granada? No, si escandalizan. Es el precio de la verdad. Duro precio. Único camino.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 12 de mayo, 2015

martes, 5 de mayo de 2015

LA GEOMETRÍA DE CRISTINO DE VERA

«La vida es una geometría con la función de mostrarnos lo invisible» 

Cristino de Vera, Halo de luz con 3 objetos, 1986. Óleo sobre lienzo, 81 x 54 cm.
Foto: Fundación Cristino de Vera 

La geometría de Cristino de Vera 

En 1996 vi una exposición de Cristino de Vera en el Centro Reina Sofía y me quedé impresionado por la paz, plenitud y dicha que rezumaban sus dibujos, hasta el punto de parecerme un ejemplo de artista que había logrado asir lo inmaterial, que conseguía, en una extraña conjunción, aliar lo invisible con lo visible, el mundo proteico y vacío de la nada con el limitado iceberg que contemplan nuestros ojos. Me impactó tanto que le dediqué unas páginas de “El cadáver de Balzac” (1998), obra que se considera manifiesto fundador de la estética cuántica.
Escribí de Cristino de Vera… y luego me olvidé, el recuerdo fue enterrado por las metamorfosis mediante las cuales morimos y renacemos una y otra vez. Así que en el álbum de mi vida había ya varias mariposas pinchadas y yo esgrimía un par de nuevas alas cuando en febrero pasado, paseando por La Laguna, en Tenerife, me sedujo una imagen surrealista del pintor canario Óscar Domínguez que anunciaba una exposición suya. Paula y yo entramos al pequeño museo y contemplamos la que a todas luces era la obra de un impostor, de alguien que había copiado el Surrealismo en lugar de encontrarlo, de un hombre problemático, abismado en los peores defectos del siglo XX, sin vuelo, un ciego en el mundo de la creación. No merecía la pena dedicarle tiempo. Salíamos desangelados cuando una chica tras el mostrador de entrada nos inquirió: «¿No ven la exposición de Cristino de Vera?». El nombre no me sonaba. Yo ya era otra persona, no quedaba rastro del que fui… «Nos basta con la que hemos visto», le respondí displicente poniendo un pie en la calle. Y, sin embargo, mi cuerpo reculó al tiempo que mi mente protestaba: «¡Eh, majadero, sube a ver la exposición!».
Así que ascendimos de mala gana hacia la planta alta… ¡y entonces se hizo la luz! Allí estaba la maravilla, estaban el presente, la totalidad, la iluminación. Si en la planta baja nos habíamos enfrentado a las míseras obras de Óscar Domínguez, a la desidia, al hartazgo, aquí estaban el sentido y la ubicuidad. En mí se abrió un agujero de gusano que conectó un universo con otro y penetré en el que había sido y recordé de pronto a Cristino de Vera y aquella exposición que había contemplado en el Reina Sofía y la pasión que entonces sentí… El círculo se cerraba, era como si Cristino de Vera me hubiese reclamado, como si retornase la onda abierta por la piedra que muchos años atrás yo había lanzado al estanque. Encima supe que aquel pequeño museo era la Fundación Cristino de Vera y que Santa Cruz de Tenerife era su ciudad natal. En el primer piso se exhibía su exposición permanente mientras la planta baja se dedicaba a las temporales, como la de Óscar Domínguez.
Impacta que las cosas vuelvan a nosotros. En el lugar que menos me esperaba, del que lo ignoraba todo, el pasado lamió las orillas del presente. El sentido del reencuentro era: «¡El tiempo no existe, todo es a la par, todo está en todo!». ¿Azar? No, sincronía. Casualidad significativa. La vida es una geometría con la función de mostrarnos lo invisible. En las formas de Cristino de Vera, está la Geometría, el trazo simétrico que revela la eternidad.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 5 de mayo, 2015 

martes, 28 de abril de 2015

EL ABRAZO DE GRANADA

«¡Tanto investigar en el acelerador de partículas de Ginebra y tenemos en Granada, viva y coleando, la realidad que persiguen sus experimentos!» 

José Luis Rodríguez Zapatero y José Torres Hurtado emulan el mítico abrazo de Vergara, aunque no para conseguir la paz, sino para producir el mayor agujero negro que hayan visto los siglos

El abrazo de Granada 

Zapatero y Torres Hurtado deberían darse hoy un abrazo, un gran abrazo, un abrazo cósmico. Es una oportunidad providencial, dado que el primero viene a inaugurar en la Euroárabe la cátedra de Estudios de Civilización Islámica. El peor presidente de la Democracia, aunado al peor alcalde de Granada. El primero, hundió un país; el segundo, una ciudad. Zapatero miraba a las nubes mientras el país se iba al precipicio; Hurtado mira con delectación al precipicio mientras lleva a Granada a las nubes. Zapatero elegía a sus ministros por el look, la edad y el sexo, como si se tratara del rodaje de una película; Hurtado elige a sus concejales por fidelidad a sus estentóreos caprichos y a su victimismo para con los rivales. ¡A ambos les importan poco los gobernados!
Zapatero hacía su gran obra políticamente correcta y lo demás se la traía al pairo; a Hurtado, todo se la trae al pairo salvo vaciar las arcas para jugar a la LAC, presentar premios en Nueva York, arreglar lo que ya estaba arreglado, pagar asesores y cuadros del PP y poner empresas municipales como Emasagra en manos de socios que desangran a los granadinos. Zapatero era un místico que llegó a compararse con Obama y quería llevar una cruzada beata al mundo, para lo que acuñó su portentosa “alianza de civilizaciones”; Hurtado es un savonarola que cree que todas las civilizaciones se alían contra él, por lo que allá donde ve un rasgo de progreso, de avance, de bienestar, se opone furibundamente. A Zapatero, lo orlaba un aura inmarcesible; A Hurtado, imperial. Zapatero estaría mejor en el Vaticano ejerciendo de Papa y abogando por el credo de San Correcto; Hurtado, en una cueva como hechicero de una tribu troglodita ocupado en señalar a los enemigos que echan mal de ojo.
Zapatero y Hurtado refulgen como estrellas, cada una con sus satélites que los alaban, loan, predican sus cualidades y erigen monumentos. ¡Que se abracen! Y que, de este modo, hagan Historia. ¡Y que palidezca el abrazo que se dieron en Vergara el general isabelino Espartero y el carlista Maroto!
Granada es hoy la ciudad más feliz del planeta. ¡Qué oportunidad contra la inercia! Si Zapatero y Hurtado han logrado solos lo que han logrado, ¿qué no podrán hacer juntos? Aislados son como soles que achicharran, pero abrazados, un abismal agujero negro que lo devorará todo. Hoy tenemos la oportunidad de horadar el horizonte de sucesos y saber lo que hay al otro lado. Seguro que los astrofísicos desean presenciar este cataclismo planetario. ¡Tanto investigar en el acelerador de partículas de Ginebra y tenemos en Granada, viva y coleando, la realidad que persiguen sus experimentos!
A ver si al menos queda en pie la cátedra de Estudios de Civilización Islámica. Se lo merece. Es una iniciativa loable. Es la civilización, enemiga directa de los imbuidos. ¿Por qué se les habrá ocurrido entonces nombrar maestro de ceremonias a uno de ellos? La “alianza de civilizaciones” zapateril –como el odio hurtadino a la civilización–, tiene más que ver con el pensamiento único, contumaz, ensimismado, que con el contraste de pareceres. Pido a los dioses que la Euroárabe no haya remitido también invitación a Hurtado, porque entonces… ¡los siglos no verán una ocasión más alta! ¡Que se abracen! ¡Que se abracen! ¡Que se abracen!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 28 de abril, 2015

martes, 21 de abril de 2015

LA POESÍA ES UN NIÑO

«El documental de Rodríguez Moya es un testimonio estremecedor de la importancia de la poesía para la existencia» 

Un niño del hospital infantil Manuel de Jesús Rivera “La Mascota” (Managua) lee una composición suya en el documental de Daniel Rodríguez Moya y Ulises Juárez Polanco Me gustan los poemas y me gusta la vida” (2015) 

La poesía es un niño 

Algo afilado y oscuro te rasga el corazón cuando escuchas los poemas de estos niños enfermos de cáncer. Sus textos poseen una belleza esencial, imprevisible, demoledora en su aparente inocencia, que prende y tira de ti hacia el estallido, hacia el llanto, aunque no sabes muy bien si es llanto de emoción por tan consumadas obras de arte o empatía por la serenidad abrumadora con que los pequeños enfrentan la muerte. Tal vez ambas cosas. Y muchas más, sutiles, invisibles, subversivas...
    Qué gran aventura la del poeta y director granadino Daniel Rodríguez Moya sumergiéndose en este mundo y trayéndonoslo como gema cegadora en forma de documental. Bajo su dirección y la del escritor nicaragüense Ulises Juárez Polanco, “Me gustan los poemas y me gusta la vida” se ha rodado en Managua, en el hospital infantil La Mascota, sitio terminal de niños con leucemia y cáncer, a quienes Ernesto Cardenal y Claribel Alegría imparten talleres poéticos desde hace más de una década.
    Daniel Rodríguez Moya se quedó impresionado en 2007 cuando fue invitado a participar en uno de estos talleres, fruto de lo cual ha sido esta película que se estrenó en Granada el pasado martes 14 de abril. Impresionante y bellísima película, y esto es tal vez lo más turbador: la obra muestra que la belleza está enraizada por igual en la vida y en la muerte, que sólo existe a condición de que ambas se abracen, de modo que, si eliminamos una, la belleza sucumbe y nos encontramos o bien con la postal edulcorada (cuando se elimina la muerte) o con la hoja amarillenta (cuando se elimina la vida).
    El documental de Rodríguez Moya es un testimonio estremecedor de la importancia de la poesía para la existencia y, por eso precisamente, para la sanación de los niños, pero su valor va más allá, sobrepasando con creces la intención primigenia. Porque lo que el documental patentiza sobre todo es el poder omnisciente de la belleza, el poder de lo sublime, que existen a condición de que se alíen la paz con el ruido, la armonía con el caos, lo apolíneo con lo dionisíaco. Es el secreto de las obras maestras.
    Al acercarse Daniel Rodríguez Moya a los poemas de los niños enfermos, ha producido un Gran Poema que hace retumbar nuestro pecho como una horda de tambores salvajes. Y como se nos concede copiosamente cuanto regalamos, la generosidad de los directores les ha sido devuelta multiplicada: mientras los chicos recitan sus poemas, ambos escriben el Poema.
    En último término, el documental no subraya tanto «¿para qué sirve la poesía?» sino que la poesía es la condición de la verdad, que la única forma efectiva de transformar el mundo es mediante la poesía. Y puesto que la poesía transforma, es lógico que sane. Pero abarca más: la poesía integra, disipa la trivialidad, da sentido, hace pleno el presente, neutraliza el tiempo, ahonda la existencia. La buena poesía. La poesía que conjuga los opuestos, la poesía que no se pierde en los colorines o en el sepia. Como los poemas de estos niños que, no buscando la gloria, glorían la existencia. Como este documental que, no buscando tampoco ninguna gloria personal, confiere la gloria a sus directores. Exploradores de la vida, ambos nos revelan el secreto de que la poesía es un niño.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 21 de abril, 2015

miércoles, 15 de abril de 2015

ANILLO DE ORO

«En el “arte de amar” que es Punto infrarrojo están los viejos sentimientos e impulsos pero vistos de una manera nueva, con la óptica del siglo XXI, y por una mujer nueva» 

Hero Sverdslynger lee poemas de Punto infrarrojo, de Ana Builes, durante la presentación de libro el 5 de abril de 2015 en ArtSpoken (Miami, USA) 

Anillo de oro 

Ana Builes ha andado muchos caminos y se ha perdido en numerosos laberintos. Ha buscado el sexo y ha encontrado el amor, ha buscado el amor y encontrado el sexo, y en este maremágnum ha descendido a los infiernos, pero no le ha ocurrido como a Eurídice, perdida para siempre en los abismos, sino que se ha acrisolado, ha quemado en las llamas cuanto de postizo sobrellevaba, lo que le ha servido para emerger con fuerza, con tanta fuerza que ha sido propulsada a los cielos ¡pero tampoco se ha quedado en ellos como la Beatriz de Dante! porque la realidad es tanto lo alto como lo bajo, lo informe como lo apolíneo, las sombras más la luz, lo divino más lo demoníaco, ese punto crucial que lo contiene todo, al que Borges llamaba aleph y ella denomina “punto infrarrojo”. ¡He aquí la realidad! ¡Una, plena, total!
En este bello y singular libro, la autora da cuenta de este viaje, por lo que las páginas deben ser leídas como un diario íntimo: el amor tradicional, su ruptura, el alocado abismo del sexo, la nueva búsqueda del amor y las constricciones que ella denomina “patriarcales”, pero que no son sino uno de los principios antagónicos que rigen el universo, lo patriarcal más lo matriarcal, ambos delirantes si no llegan a una coiunctio oppositorum, a una unión de contrarios, y no otra cosa es el punto infrarrojo en el “arte de amar” que es este libro, porque están los viejos sentimientos e impulsos pero vistos de una manera nueva, con la óptica del siglo XXI, y por una mujer nueva, la mujer libre del siglo XXI, y por eso son necesarios libros como este, para volver a explicarnos lo que otras edades han explicado pero que ya no responde a nuestros interrogantes.
Ana Builes ha reunido sus poemas amorosos y eróticos, pero como en la parte está el todo, sirven para conocer su poesía entera, en la cual siempre aletea una chispa de luz y esperanza. Ella sabe que la realidad es una niebla a la que da forma la mente, verdadero motor de todo, y el poema no es sino la energía y la programación de ese motor. Por eso sus versos tienen la cualidad de mantras que conducen a la alegría, a la sanación, al sexo, al amor. Aunque como persona que ha buscado el “punto infrarrojo”, Builes lo ha tenido difícil, ya que estamos aún en una sociedad aristotélica donde las cosas o son blancas o negras, femeninas o masculinas, buenas o malas, y aunque en el mundo infinitesimal los extremos están unidos, nuestro mundo macroscópico es torpe aún en esta tarea, por eso el nuevo poeta encuentra en su trayectoria la dificultad de los pioneros, y también su soledad y su angustia, y de todo ello hay en este poemario hermoso. ¡Pero también va pertrechado del valor de los conquistadores, es consciente de que a cada paso crea un camino antes inexistente y que abre así sendas futuras para la humanidad! Por eso Ana Builes no se queda en el sufrimiento victimista ni en la acusación ramplona o estereotipada de muchas poetas orgullosas de su “poesía femenina”, sino que los usa como un salto cuántico, para transformarse y transformarnos. Su verso es un conjuro que metamorfosea al lector.
Así que no hay queja en estos poemas, ni autoconmiseración ni siquiera dolor, que lo hay, sí, pero están trascendidos por la pasión del conocimiento, la aceptación del aventurero, el numen del mago que convierte el barro en oro. De aquí los numerosos poemas redondos que destellan como un anillo de oro. Cuando el lector vuelve la última página, de pronto ese anillo fulgura en su anular. Es el anillo mágico que protege de las desgracias y salva de los naufragios. Es el anillo en cuyo centro destella como un rubí un punto infrarrojo.

GREGORIO MORALES VILLENA
Prologo a Punto Infrarrojo, de Ana Builes
(ArtSpoken Editions,USA, 2015)

martes, 14 de abril de 2015

¿POR QUÉ SOY REPUBLICANO?

«Psicológicamente hablando, la Monarquía no es buena para quien la ostenta ni para quien la padece» 

Gregorio Morales Martínez, alcalde republicano de Alomartes (Granada) y abuelo del autor del artículo 

¿Por qué soy republicano? 

Soy republicano, pero no por odio a la figura real. Tanto Juan Carlos I como Felipe VI tienen las mismas virtudes y debilidades que el resto de nuestros políticos. Si fuera republicano como reacción a sus defectos, ¿cómo debería reaccionar hacia los defectos del resto de la clase política? ¿Pediría por ello la Dictadura? No me mueve ninguna animadversión. Por más que la virtud de nuestros monarcas resplandeciera inmarcesible, yo sería republicano.
Tampoco lo soy porque mi abuelo lo fuera, porque tratase de defender la legalidad republicana y fuese fusilado junto a su primogénito mientras una familia numerosa quedaba en la miseria, en adelante obligada a aparentar adhesión al franquismo para sobrevivir. Si mi abuelo y mis tíos hubieran sido monárquicos, yo sería republicano.
No lo soy tampoco porque los españoles no hayan podido elegir aún entre Monarquía o República, ya que, si hubiera un referéndum y saliese Monarquía, aunque acataría sus resultados, yo seguiría siendo republicano.
No lo soy por romántica añoranza, no padezco de zapaterismo, caracterizado por una nostalgia de sainete, una idealización mítica, naif, del período comprendido entre 1931 y 1939, del que no se me ocultan las luces y las sombras. No es el pasado el que busco, sino el presente. Aunque no hubiera habido II República, yo sería republicano.
Tampoco lo soy porque crea que, en una República, habría leyes mejores o el pueblo estaría necesariamente mejor gobernado. Todos conocemos republicas infaustas, dictatoriales, bananeras, nepotistas, corruptas. Aunque todas las republicas fuesen un desastre, yo seguiría siendo republicano.
¿Por qué soy republicano?
Lo soy porque conozco el poder inmenso de las ideas. Y no hay idea más colosal, más permeable, que un símbolo, es la más efectiva arma que conoce la humanidad. No resulta en consecuencia gratuito el símbolo monárquico, que clausura el acceso de los españoles a la máxima institución del Estado. Es un símbolo que relega el mérito, la igualdad, es un claro mensaje de que la sangre prima sobre el talento y el trabajo.
Soy republicano porque he constatado cómo una Monarquía engendra pequeñas monarquías que a su vez se ramifican en otras pequeñas monarquías, y así ad infinitum, y esto ocurre en la política, en las empresas, en la educación, en la cultura... Los genes, el apellido, el abolengo, se erigen como razón suprema de la Jerarquía, arrinconando las aptitudes, lo que gangrena un país, estanca su movilidad social y grilla el camino hacia la excelencia.
Soy republicano porque, cuando la misma familia se perpetúa en el poder, lo normal es que lo transforme en “cosa nostra” y, así, las buenas prácticas se enrarecen, lo extraordinario se adocena, el pueblo se desdibuja y el Aparato comienza a servir no a la nación, sino a los individuos que la representan.
Soy republicano porque resulta injusto que la jefatura del Estado recaiga siempre en la misma familia, es un privilegio desmedido, y todos los privilegios resultan antidemocráticos. ¿Por qué razón los hijos reales nacen con un estatus que no se han labrado por sí mismos? ¿Cómo pedir entonces a nuestros propios hijos esfuerzo y superación?
Soy republicano por psicología. Conociendo al ser humano, sé que quien nace con un privilegio lo considera natural, algo que le pertenece, que tiene garantizado, y lo que se considera propio es normal que se obvie... Psicológicamente hablando, la Monarquía no es buena ni para quien la ostenta ni para quien la padece; en ambos casos, socava lo que se conoce por “individuación”, el crecimiento hacia uno mismo: a los príncipes y monarcas, los condena a la infatuación; al pueblo, a la minoría de edad.
Soy republicano porque, en tanto que perteneciente al pueblo, quiero asumir mis propios aciertos y errores, quiero hacerme responsable de mis éxitos y fracasos, quiero tener el estímulo de lo bien hecho y el sinsabor de lo mal hecho. Me niego a depositar ambos extremos en manos de papá. Prefiero una República con equivocaciones a una Monarquía con aciertos. ¿Qué persona sensata no optaría por los peligros de la vida, con sus alegrías y tristezas, fruiciones y sinsabores, a ser el eterno hijo protegido y mimado de sus padres? ¡Hay que salir de la jaula dorada! Permanecer en ella conduce a la depresión. Los pueblos amparados, cuya conducción no reside en sus manos, acaban siendo pueblos enfermos, como España lo es hoy. ¡Con errores, sí, pero con salud! Si vamos al precipicio, que vayamos conducidos por nosotros mismos no por pilotos vitalicios.
Soy republicano porque no creo en pirámides con vértices inamovibles, sino en la fuerza dinámica del individuo, en su capacidad creativa, de cambio, de renovación. Siempre hay una persona que encarna lo que un país necesita en un momento determinado, y deseo construir los mecanismos para que esta persona se abra paso con los menores obstáculos posibles. Es hermoso pensar que esa persona puede estar mezclada con nosotros en cualquier sitio, en la escuela, en la fábrica, en el campo, en la Universidad, y no en las lujosas estancias de un palacio.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 14 de abril, 2015

martes, 7 de abril de 2015

UN DÍA PERFECTO

«¡Cómo refulge el día! ¡Qué pleno este segundo eterno de existencia!» 

El poeta chino Liao Yiwu
Foto: portada de la edición francesa L'empire des ténèbres (François Burin Editeur) 

Un día perfecto 

Tengo un día perfecto. Cuanto anhelo se vierte sobre mí como una catarata. La belleza me embarga. Estoy lleno de claridad, de armonía, de precisión. ¡Vale la pena vivir! La jornada me trae sin titubeos cuanto le pido a un día para que sea sólido, alto, profundo, extenso. Es esto:
Uno. Aprendo algo nuevo del mundo. ¡Qué vértigo el conocimiento! No es nuevo si no turba, si no choca, si no ilumina, si no franquea los límites. Hoy me llegan claras las palabras del poeta chino Liao Yiwu: «Yo tendría que conocer la soledad, la humillación, el hambre y la sed, los golpes, la agonía, para cambiar radicalmente de vida». Lo sigo apasionadamente por su ruta de perdición. Mientras creía tocar los cielos de la gloria en la China prerrevolucionaria que condujo a la matanza de Tiananmén, se hundía en el fango y la descomposición. ¡Iba hacia el amargo encuentro consigo mismo y hacia la resurrección posterior!
Dos. Aprendo algo nuevo sobre mí. Por virtud de la empatía literaria, Liao Yiwu se convierte en un espejo de mi vida. Al descender con él a las tinieblas, desciendo a mi infierno personal. La soledad que a veces ha amagado envolverme, estalla hecha añicos. Constato una vez más –¡pero nunca es suficiente!– que no hay plenitud sin abismo, que lo que parece malo o desastroso en una vida es generalmente útil, valioso, salvador. Me solazo en comprobar que, al igual que Liao Yiwu, yo también he emergido renovado de mis tinieblas.
Tres. Hay sentido. Es decir, las cosas casan. Te alejas y, desde la perspectiva, ves una estructura cabal, una lógica irreprochable, un punto central que lo organiza todo. Comprendes que no hay en tu vida nada baldío, que las piezas ensamblan, que la ecuación que parecía calculada por la mente de un matemático loco, es cuerda, es compasiva, es sabia, es bella. Y si es bella, es verdad.
Cuatro. Soslayo la trampa del pasado y del futuro. ¡No existen! Sólo existe la eternidad, es decir, el presente, este día perfecto que se alarga infinitamente en todas las dimensiones. Tal vez por eso lo veo todo a la par. Circulo en el día cálido y arrebatado por la Carrera de Granada y veo a mis bisabuelos paseando, y me veo a mí mismo niño paseando, y lo veo todo cuando yo ya no exista, veo el campo que fue, el campo que será, la nueva ciudad que volverá a ocuparlo...
Cinco. Le ofrezco a alguien lo anterior. Porque lo que no se comparte se pudre. La razón de un día perfecto es entregárselo a los demás. Sólo entonces nos vuelve a ser regalado. Lo valioso debe estar, y lo está siempre, a la vista, libre de cargas para tomarlo por quien lo desee. Únicamente parece secreto para quien no puede verlo. El ocultismo está en los ojos del que ve, no en las manos del que entrega.
Si tienes un día perfecto, es que todos tus días han sido perfectos. Pues todo lo actualiza el presente. Y un presente perfecto es un engranaje donde, como las ruedecitas de un reloj, se engarzan los días pobres, anodinos, deprimidos, miserables, que son joyas con las que lograr el exacto toque del ángelus del día perfecto.
¡Cómo refulge este día! ¡Qué pleno este segundo eterno de existencia!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 7 de abril, 2015